jueves, 5 de junio de 2014

Enoc — Traspuesto por la fe


“Por la fe Enoc”
“Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque los traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” (Hebreos 11:5).



Desde Adán hasta Enoc, el registro repite lo mismo—personas nacieron; vivieron; y murieron. Los primeros capítulos de Génesis terminan la historia de cada hombre con el mismo y triste estribillo—“y murió.”

¡De pronto eso cambió! Un hombre nació que vivió como los demás hombres. ¡Pero él no murió! La Biblia simplemente dice, “… y desapareció, porque le llevó Dios.”¿Cómo pudo eso suceder? Otra vez la Biblia da la respuesta. “Por la fe Enoc fue traspuesto” (Hebreos 11:5). El registro divino revela más la consecuencia sin precedentes de la transposición de Enoc: “fue traspuesto para no ver muerte.”

¿Estaba Dios aquí revelando una nueva faceta de la vida y la muerte? ¿Estaba Él mostrando que hombres de fe no tienen por qué morir? Lo que le sucedió a Enoc físicamente representa lo que le ocurre a los hombres espiritualmente si ponen su fe en Jesús. En presencia de la muerte física, Jesús proclamó, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?(Juan 11:25, 26). Desde entonces, los hombres que han decidido creer en Él han sido hechos vivos espiritualmente y han ido a estar con su Señor cuando murieron físicamente.

Esta verdad, sin embargo, también tiene otra dimensión. Enoc fue un precursor de otra gran promesa de Dios. Esa promesa apunta a un tiempo cuando los que tienen una fe viva ni siquiera tendrán que morir físicamente. Es decir, ellos dejarán la tierra como Enoc. “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:52). “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16, 17).

“Enoc caminó con Dios”
(Parte Uno)
“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.”  (Génesis 5:24).

Esta breve declaración es maravillosamente simple pero profunda. Estas palabras descubren uno de los secretos de lo que la fe hace a los que la ejercen. Meditemos estas palabras. Notemos la causa (las acciones de Enoc) y el efecto (la aprobación de Dios). ¿Qué hizo Enoc cuando caminó con Dios? ¿Debería esto ser algo misterioso cuando Dios utilizó un lenguaje común cotidiano y ejemplar? Algunos hechos simples acerca de caminar con alguien pueden mostrarnos lo que Dios quiere decir.

Cuando dos personas caminan juntas, se familiarizan entre sí. Cuanto más tiempo caminan juntos, más crece su profunda relación. Cada uno aprende más acerca del otro por lo que dice y/o por lo que no dice. El carácter y los valores se hacen manifiestos. El respeto crece o mengua. Si todo sigue bien entre los dos, entonces tienen una relación similar a la que Enoc tuvo con Dios. Enoc conocía a Dios como una persona, no como una abstracción. Seguramente, Dios conocía a Enoc por dentro y por fuera, en una relación creciente, continuaron juntos.

Para que dos caminen juntos, deben ponerse de acuerdo entre sí. Una de las primeras cosas que las personas hacen cuando ya no están de acuerdo, es dejar de caminar juntos. Juan 6:66 nos dice lo que muchos discípulos hicieron cuando ya no estaban de acuerdo con Jesús. El profeta Amos lo dijo así: “¿Andarán dos juntos, sino estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3).
 
Obviamente, cuando dos caminan juntos; ambos desean el mismo destino. Ellos están de acuerdo acerca de cómo llegar allá y sobre qué tan rápido ir. En el caso de Enoc y Dios, los que caminaron juntos no eran iguales; un hombre mortal caminó con el Dios Inmortal. Enoc llegó a un acuerdo con Dios mediante la entrega de sus propias ideas e intereses. Podemos estar seguros de que él encontró satisfacción y seguridad en el acuerdo.

Un acuerdo o arreglo marca el término de una discusión. El hombre no puede tomar un curso diferente del que Dios establece en su palabra y en verdad caminar con Él. Dios constantemente camina el mismo camino, y Él viaja hacia Su propio destino. Él está siempre buscando a los que caminarán con Él.

¿Está tu caminar con Dios trayéndote a una relación más cercana y más profunda con Él? ¿Entiendes Su santa y afable naturaleza más perfectamente ahora que hace un año? ¿O que hace seis meses? ¿O que hace un mes? ¿Fácilmente disciernes y haces su voluntad?

¿Estás en armonía con Dios? ¿O discutes con los propósitos de Dios cuando Él te llama a  soportar el dolor o la tristeza? ¿Cuando Él te lleva a un lugar de servicio sacrificial? ¿Cuándo Él señala algo malo que confesar o algún pecado al cual renunciar? ¿Estás caminando con el Señor ahora para que puedas caminar algún día con Él en gloria?

“Enoc caminó con Dios”
(Parte Dos)
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. … Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos.” (Proverbios 4:18, 26).

Cuando dos siguen caminando juntos, demuestran que se aprecian mutuamente. El aprecio surge de los intereses mutuos. En una multitud, las personas con intereses comunes se encuentran y disfrutan de su mutua compañía. Esta atracción a ciertos tipos de personas revela algo acerca de una persona. Así fue con Enoc. Sabemos que él tenía un interés común con Dios. De hecho, ¡el caminó con Dios por trescientos años! Sin duda su apreciación creció como también su relación con Él creció.

¿Cómo se sentía Dios al respecto? ¿Quería la compañía de Enoc? Sin duda que sí. Años atrás, Él había caminado con Adán y Eva en su bello jardín. Entonces un día Adán y Eva no aparecieron. Dios los llamó, pero el pecado había roto su comunión, y ellos no querían verle a Él ni caminar con Él. Qué triste, no sólo para Adán y Eva, sino también para Dios.

Así fue durante muchas generaciones. Enoc es el primer hombre que la Biblia acredita de nuevo caminando con Dios. ¿Apreció Dios tanto a este hombre que finalmente se lo llevó en un largo y permanente caminar con él? Una pequeña niña dijo: “¡Enoc y Dios estaban caminando y cuando Enoc estaba muy lejos de su casa, Dios decidió llevárselo a su casa!”

 La comunicación reduce el tiempo de viaje. El tiempo pasa agradable y rápidamente cuando compartimos amistosamente. Trescientos años—y Enoc seguía caminado con Dios.  Y todavía lo está.

Cuando las personas caminan juntas, también se influencian entre sí. Los acentos y modismos de la zona en la cual crecimos nos siguen. Especialmente tendemos a imitar a la gente a la que admiramos. Fue dicho por un prominente predicador que  muchos “pequeños” predicadores lo imitaban. Sin duda Dios influenció a Enoc de muchas maneras mientras caminaron juntos. Debemos elegir caminar con los que nos van a influir de una buena manera y vamos a hacer que el caminar con Dios sea más fácil para todos nosotros.

Caminar requiere un esfuerzo. Enoc no se sentó con Dios. Ni tampoco anduvo con Dios en un suave sofá. ¡Él se esforzó caminando! Pero el esfuerzo le hizo bien. Así como caminar proporciona ejercicio saludable para el cuerpo, de la misma manera caminar con Dios fortalece el alma.

La comunicación se desarrolla entre amigos cuando entre sí cultivan una relación, amistad, aprecio, y cuando se influencian unos a otros en la forma correcta. Compartir sus cargas les hace más ligero el peso. Compartir sus alegrías aumenta su deleite. La aspiración y la inspiración crecen juntas.

Dios quiere que nuestra relación con Él sea justo así. Él nos ama con una profundidad que nunca sondearemos completamente. Él anhela que hoy caminemos con Él por fe para que podamos caminar con Él en gloriosa realidad en el futuro.

“Enoc… Agradó a Dios”
“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” (Colosenses 1:10).

Volvemos ahora a una segunda declaración simple pero profunda que descubre aún más el secreto de lo que la fe hace al hombre cuando camina con Dios. Hebreos 11: 5 lo dice tan bien: Enoc “…tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” ¿Que más hay que decir o se puede decir? ¡Muy poco, excepto respirar lo maravilloso de todo!

Mucha gente tiene dificultad para comprender que el hombre mortal puede agradar a Dios. Ellos prefieren pensar de un santo como uno que ha estado muerto desde hace mucho tiempo. ¡Pero Hebreos 11 dice de Enoc que: “antes que fuese traspuesto tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”!

Ilustrar la verdad muchas veces ayuda a comprenderla mejor. ¿Cómo nos sentimos cuando alguien procura complacernos? ¿Qué nos hace sentir satisfechos? Usualmente somos complacidos sobre algo en particular. Los padres se sienten complacidos cuando sus hijos responden adecuadamente—y quedan aún más satisfechos cuando lo hacen más allá de lo que se esperaba de ellos. Nos sentimos complacidos no solo por algún regalo que recibimos, sino también por el afecto que expresa. El afecto hace que una rama de una flor de diente de león de un niño le parezca bonita a su madre o que un pedazo de dulce ya probado sea precioso para un padre. ¿Nos ayuda todo esto a entender el placer de Dios con Enoc?

¿Acaso el placer de Dios significa que Enoc siempre caminó con un paso perfecto con Dios? Probablemente no. Pero Dios conocía su sincero deseo para agradarle. Él veía la aflicción de Enoc cuando fallaba. Y sabemos que Dios le ayudaba a caminar mejor y mejor. Podemos estar seguros de que conforme Enoc caminó con Dios, llegó a ser más como Él.

¿Qué hace a este acontecimiento tan poderoso? Por un lado revela la emoción de Dios. En lugar de limitarse a aceptar el amor y la lealtad de un hombre como lo que el hombre de por sí debe hacer (tal como Él tiene el derecho), ¡Dios realmente lo aprecia! Por otro lado, imagina el dolor que Él siente cuando el hombre le rechaza. Sus esfuerzos por restaurar a la gente que se aleja de Él prueban su amor duradero por la humanidad.

¡Que maravilloso que Dios se complace en el hombre mortal! Qué inspiración debería darnos. El querer agradar a Dios es una característica inherente de un cristiano. Si le conocemos como nuestro Padre Celestial, no solamente le amamos sino que amamos agradarle y complacerle. Su gozo viene a ser nuestro gozo mientras caminamos con Él.

Pregúntate a ti mismo: ¿Estoy viviendo verdaderamente para agradar a Dios? ¿O estoy buscando las posesiones, el prestigio o el placer? ¿Es la aplicación consistente de un principio cristiano más importante para mí, que ganar mejores salarios o recibir un mejor pago por mis bienes o servicios? ¿Estoy dispuesto a sacrificar tiempo y esfuerzo por la causa de Cristo y por la Iglesia? Si esperamos participar de su Eterna Gloria, debemos vivir hoy de manera consecuente.

“Enoc… profetizó”
“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” (Judas 14, 15).

Dios revela además que un hombre que camina con Él y le agrada llega a ser útil para Él. Tal hombre hace más que simplemente disfrutar de la bondad de Dios, dando nada a cambio. Los que aman a Dios le dan sus vidas de vuelta a Él en servicio. Enoc hizo eso.

Algo significativo pasó cuando Enoc se convirtió en padre. La Biblia dice, “Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén.”  Parece que él se hizo consciente de Dios.  ¿Acaso  la responsabilidad de una nueva vida como padre le hizo más sobrio como a muchos nuevos padres? Dios pudo haber insertado esta observación como una lección para nosotros.
La profecía de Enoc comenzó con el nombramiento de su hijo Matusalén. Según diversas fuentes, Matusalén significa “Cuando él muera, será enviado.” ¿Qué sería enviado? ¿Qué vino? El año en que Matusalén murió,  vino el diluvio. ¿Es de extrañar que Matusalén se convirtiera en el hombre más longevo registrado? La profecía de Enoc debió haber alentado a Noé y a su familia ya que trabajaron tantos años, construyendo el arca. Ellos llevaron el legado de Dios de la fe.

Judas 14 y 15 registra otra profecía que Enoc dio, la cual es futura. Aparentemente Enoc entendió ambas: “la bondad y [la] severidad de Dios.” Él entendió que el juicio caería sobre una sociedad impía y sobre individuos que ignoran o rechazan a Dios. Su relación con Dios le dio un sentido profundo de lo bueno y malo. Mientras el vivió por esos valores, su caminar con Dios continuó.

Para Enoc profetizar significó predecir eventos futuros. A veces profetizar es simplemente “anunciar” la palabra y la voluntad de Dios. Ciertamente, cada cristiano necesita “anunciar” la palabra de Dios. Nuestra apariencia  debe ser una predicación piadosa. Nuestros semblantes deben reflejar el gozo del Señor. Nuestro vestir debe reflejar los estándares bíblicos de modestia, sencillez, y no conformado a este mundo. Nuestro porte debe reflejar las virtudes de cautela, respeto y responsabilidad.

Nuestro discurso debe proclamar el evangelio de nuestro Señor. Un discurso que está libre de blasfemia, indecencia y de palabras ociosas atrapa la atención del mundo. Expresiones como “si el Señor lo permite” o “Dios sabe mejor” hacen a otros consientes de Dios. Y, por supuesto nuestro “anunciar” incluye llamar a otros a la fe y obediencia.

Nuestra conducta debe también declarar la palabra y voluntad de Dios. El tratar en nuestros negocios, nuestro hábito para manejar y nuestra ética de trabajo deben recordar a la gente que hemos estado con Jesús. Los lugares que a los que vamos  y los lugares que evitamos también predican un mensaje silencioso a los que nos observan.

¿Qué están leyendo otros en el “evangelio de acuerdo a tu vida”?

“Enoc fue traspuesto”
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” (1 Corintios 15:51, 52).

Enoc caminó con Dios. Agradó a Dios y profetizó por Él. ¿Después qué? Después “desapareció, porque le llevó Dios” ¡Que maravilloso final para un caminar terrenal con su Dios! Hebreos 11 nos dice como pasó. Él fue traspuesto—trasladado o transferido de un lugar a otro. ¡Cuán descriptivo! Él había caminado por un camino polvoriento y difícil. Todo a su alrededor parecía ser una nube creciente de pecado y vergüenza. De pronto Enoc se encontró libre de todo eso y fue retirado a un lugar celestial.

Sabemos que aún en la tierra Enoc conoció el valor de caminar con Dios. Él no habría seguido caminando durante trescientos años, sino lo hubiera sabido. Por la fe él tenía una visión de un lugar mejor—la morada de Dios. Por fe él creyó que iría allí si caminaba con Dios en la tierra. Por la fe él conoció y amó a Alguien mejor que los dioses de este mundo. Lo que había visto a través de un vidrio oscuro, ahora lo ve claramente. ¿Valió la pena el largo caminar terrenal? Por supuesto. Enoc ahora disfruta de lo que había creído y comenzado en la tierra.

Enoc nos da un maravilloso testimonio. Sin duda que él es una parte de la gran nube de testigos que ofrece una poderosa palabra de ánimo a nosotros. Su ejemplo plantea algunas serias preguntas para nosotros. Nuestras respuestas a estas preguntas contarán la historia de nuestro caminar con Dios. ¿Andamos con Dios en amor? ¿Nuestro caminar nos lleva cada vez más cerca de Dios? ¿Nos estamos volviendo más como Él? ¿Estamos experimentando las bendiciones y beneficios que el caminar de Enoc demostró?

Desde el punto de vista de Dios, ¿Le agrada a Él nuestro presente caminar? ¿Qué piensa Él sobre los deseos de nuestro corazón y sobre nuestra reacción hacia Él? ¿Nos hemos dispuesto para Su servicio? Él usó a Enoc al mismo tiempo para ilustrar un recto caminar con Él y para profetizar por Él. Dios todavía usa a Su pueblo para anunciar el evangelio. ¿Estamos ansiosos de hacerlo?  Deberíamos de estarlo.


Finalmente, el gran pensamiento nos inspira en el sentido de que si caminamos con Dios en vida, Él también nos llevará consigo. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18). Si este es nuestro testimonio ahora, sabemos que “cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” (1 Juan 3:2). Él puede llevarnos a través de la muerte o por el llamado de la trompeta cuando Él reúna a los muertos en Cristo con los vivos en Cristo. Un “caminar con Dios” en fe nos mantendrá siempre listos para ese momento.

Por David G. Burkholder
Traducido por Marco Antonio Barajas Gómez


Cantos:

Puede ser en la mañana, cuando el día está despertando, Cuando la luz del sol atraviesa la oscuridad y la sombra se está rompiendo, Que Jesús vendrá en la plenitud de gloria, Para recibir del mundo “a los suyos.”

¡Oh, gozo! ¡Oh delicia! Debemos ir sin morir, Sin enfermedad, sin tristeza, sin temor y sin llanto, Arrebatados entre las nubes con nuestro Señor en la gloria, Cuando Jesús reciba “a los suyos.”
Oh Señor Jesús, hasta cuando, hasta cuando, Gritaremos el canto alegre, ¡Cristo vuelve! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Amén, ¡Aleluya! Amén.

H. L.Turner


Como Enoc caminó con Dios, así debo ir, En mi camino por la vida hasta el final de mi viaje.

Anhelo conocer a mi Dios más perfectamente, para que Su naturaleza pueda ser vista en mí. 

Con Él estoy de acuerdo; no importa a dónde Él dirija—sobre el camino rocoso o la justa vía. 

Bruce Good


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