domingo, 18 de mayo de 2014

La doctrina de la separación


Definición de términos:

Doctrina es aquel conjunto de ideas particularmente religiosas, sociales o políticas que unen en un grupo a las personas que la profesan. Doctrina también puede ser entendida como “enseñanza”.

Separación es la acción y efecto de separarse. Algunas otras definiciones dicen que separación es Hecho de separar o separarse dos o más cosas.
En la Biblia notamos el significado de separación a través de los siguientes ejemplos:

2 Corintios 6:17,18

Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

El apóstol Pablo animó a los corintios a separarse de las cosas de este mundo, apartarse de aquellos que prefieren servir al príncipe de este siglo corrupto, pues de esa manera seremos recibidos como hijos por Dios. Sí no hay una separación de lo antes mencionado, no debemos ni soñar con ser o llamarnos hijos de Dios.

Romanos 12:2

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Hacer la voluntad de Dios es lo que nos lleva a separarnos de las costumbres y tradiciones mundanas. Conformarse a este siglo y a lo que nos ofrece es declarar que Dios no es importante para nosotros. No debemos acoplarnos al mundo, debemos mantenernos separados en todo aspecto carnal y espiritual del mismo. Aquellos que piensan que tenemos que volvernos como el mundo para poder “ganar almas” están en un error, debemos ser diferentes al mundo, ser luz, ser la sal de la tierra, dando verdadero testimonio de la vida cristiana con nuestras acciones basadas en los mandatos del Señor. Por lo tanto, el apartarse e ir a vivir alejados de la sociedad también es incorrecto, pues viviendo ocultándose del mundo ¿Cómo seremos la luz del mundo? (Mateo 5:14-16) la separación no hace referencia a alejarnos de la sociedad, sino de vivir un estilo de vida diferente, apegado a las sencillas enseñanzas de Jesús, vivir con un modo de pensar y sentir distinto, demostrando con nuestras buenas obras de justicias que se puede vivir a la manera que Dios manda, por eso es que “el espíritu da testimonio”.

Lucas 16:26

Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Aquellos que mueren antes del juicio venidero, van a un lugar en el que esperan dicho juicio de Dios, después de la muerte material hay una separación, esa separación viene desde la vida terrenal, es decir, los que hicieron lo malo (en vida) esperan condena en aquel lugar de tormento; pero los que hicieron lo bueno ante los ojos de Dios, esperan vida eterna (según Jesús, ese lugar de espera es el paraíso) No esperemos que en el día en que muramos habrá tiempo para arrepentirnos, es ahora cuando debemos dejar nuestros malos caminos; la separación es desde ahora y para siempre, antes y después de la vida actual.

Mundo es el sistema de vida material y físico controlado por satanás (Lucas 4:5-8) que obra contra Dios y envuelve a la humanidad en incredulidad y desobediencia ofreciéndoles deleites pasajeros.

1 Juan 2:15-17

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Hay una separación entre las cosas de Dios y las cosas del mundo, la principal diferencia es que las cosas del mundo perecerán, en cambio, las cosas de Dios permanecerán para siempre. Muchos se hacen a la idea de que pueden tener a Dios y al mundo al mismo tiempo; sin embargo, ese tipo de pensamiento ha dado origen a un “cristianismo falso”, una vida fácil y cómoda en donde sin importar cuánto ames al mundo, se piensa que Dios te seguirá considerando como a uno de Sus hijos; ese es uno de los más grandes engaños en este tiempo y el diablo es el que ha estado obrando para que ese engaño siga expandiéndose en la humanidad, tristemente muchos lo creen y se están perdiendo. O somos del mundo o somos de Dios, fríos o calientes, Dios aborrece la tibieza, Dios quiere ocupar todo nuestro ser, Él quiere nuestra vida entera, no pensemos que Él pasará por alto que alguna cosa ocupe parte de nuestro corazón (aunque esa cosas ocupe un pequeño espacio) Dios quiere todo, y de hecho Él es digno de todo, todo es de Él. Contrario a lo que se enseña en las iglesias denominacionales, el Señor quiere que vivamos en santidad (1 Pedro 1:15) ser apartados para Él, vivir dispuestos a ser Sus instrumentos en este mundo, consagrados en plenitud a Su voluntad. No podemos ser santos en toda nuestra manera de vivir, si nos ocupamos en las cosas que este mundo ofrece.

Verdades que gobiernan a la separación del mundo

El orden establecido por Dios

Desde que Dios creó al mundo Él ha establecido un orden, por medio de Su infinita sabiduría el Creador de todas las cosas acomodó cada aspecto de Su creación de manera perfecta, sin errores, todo lo hizo con un exacto propósito. Este orden también lo estableció al crear al género humano y desde el principio, cuando el hombre decidió seguir su propio camino rindiéndose al diablo, dejando a un lado el señorío de Dios, se estableció el orden en la relación entre Dios y los seres humanos. Adán murió por su desobediencia, es decir, se separó de una relación directa con Dios, esto trajo una separación entre Dios y los hombres (Génesis 3)

Dios gobierna en el cielo y Él tiene el control sobre todo el universo, todo funciona gracias al poder del Señor. Y de la misma manera en que Dios hizo los cielos y la tierra, también los deshará (2 Pedro 5:7). Dios tiene el control sobre la humanidad, de su existencia y muerte Él dispone, vemos que en Hechos 17:26 dice: Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; y también dice en Deuteronomio 32:8 que “Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de Israel.”

Aunque el mundo le ha entregado potestad al maligno para ser el príncipe de este siglo y gracias a eso el diablo tiene poder en este mundo, aun así, Dios tiene el control sobre todas las cosas, e incluso satanás le ha de dar cuentas (Job 1:6,7). También existe un orden establecido en las cosas venideras, sabemos acerca de esto gracias a Su Palabra revelada a todos por Su gracia. La ley de Dios permanecerá igual mientras exista el cielo y la tierra, no cambiará ni siquiera en un punto, hasta que suceda todo lo que tiene que suceder (Mateo 5:18)

El pecado trae separación de Dios

Hubo y habrá siempre una separación entre los ángeles del cielo por causa de aquellos que no se conformaron al orden establecido por Dios En Isaías 14:12-15 dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” Satanás quiso ser como Dios, pretendió estar al mismo nivel y aun superar al Señor, sin embargo, fue atrapado en su astucia y condenado para siempre, vemos ahí también una separación, que está vigente hasta nuestros días. Dios no perdonó a los ángeles que pecaron y los desterró de Su Reino celestial (Ver 2 Pedro 2:4 y Judas 6)

En el nivel humano (en esta tierra), viven los que pertenecen al pueblo de Dios y los que pertenecen al mundo. Por causa de la desobediencia del hombre (Génesis 3) fue necesario establecer una separación, primero en la relación de Dios con el hombre, después entre los mismos hombres, refiriéndonos a los que obedecen a Dios y a los que han decidido darle la espalda. La desobediencia de Caín trajo un pueblo lleno de maldad que vivió separado de Dios (Génesis 4:16-24 y 6:1-7) a diferencia de la descendencia de Set, en la cual vemos el ejemplo de hombres justos y obedientes a Dios como Enoc, Noé y Abraham. Un pueblo que no ha pertenecido nunca a este mundo (Juan 15:19)

Dios obra en la separación de Su pueblo

El pueblo de Dios está formado por los que gracias al Señor han salido de las tinieblas y ahora pertenecen a la luz (la vida en Cristo) Dios nos adquirió como Su pueblo (1 Pedro 2:9) para enseñarnos cómo vivir en este mundo, por esa razón mandó a Su Hijo, para que este nos diera testimonio de la verdad de Dios (con el ejemplo) “Síganme” dijo el Señor Jesucristo. Poniendo en práctica sus sencillas enseñanzas podemos vencer al mal y nunca veremos muerte, porque Él ya venció a este mundo y a la muerte. Dios nos recibe como Sus hijos cuando a través de Cristo vivimos como lo indica Su voluntad, Jesús vino a eso, a comunicarnos cuál es la voluntad agradable de Dios Padre.

El pueblo de Israel fue elegido por Dios, todo el linaje de Abraham se jactaba de ser hijos de Dios, sin embargo, cuando Dios mandó a Su Hijo a este mundo, el mundo no le conoció, a los suyos vino y los suyos no le recibieron, le rechazaron, le desconocieron….A estos no se les puede considerar hijos de Dios, porque como escribió el apóstol Pablo: nadie es hijo de Dios por el simple hecho de pertenecer a una raza (Romanos 9:8) el pueblo de Dios dejó de ser únicamente los israelitas. Cuando Cristo vino a rescatar a los seres humanos de la esclavitud a la que nos tenía sometidos satanás, el Reino se abrió para todos: judíos, griegos, gentiles y de cualquier raza, porque el Señor no hace acepción de personas (Hechos 10)

Dios nos llamó a ser salvos de esta perversa generación, a separarnos de aquellos que viven en impiedad, a no estar en el mismo sentir en parecer y mente con aquellos que siguen al maligno; los que han decidido escuchar a Dios, han encontrado el camino de la verdad y ahora logran discernir entre la luz y las tinieblas, porque tomaron la decisión de hacer lo bueno ante los ojos de Dios y dejar el mal camino.

Conclusión

Hablamos de un estándar elevado, muchos se dicen ser pueblo de Dios pero viven como el mundo, y no se diferencian de los demás. Los cristianos verdaderos viven esforzándose cada día a vivir como es debido y agradable al Señor, van por la senda angosta tomando su cruz, eso no suena muy fácil y en verdad no lo es, este camino es difícil, no es agradable a la carne, sino que hay sufrimiento. Vivimos como extranjeros en un lugar que no es nuestro hogar, estamos de paso, avanzando como peregrinos hacia nuestra patria celestial, predicando el evangelio del Reino y manteniéndonos sin mancha del mundo (Santiago 1:27) siendo libres de la esclavitud.

Por Pedro Santos

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